Julio Verne (1828-1905).
La exposición itinerante que la NASA ha traído a Europa está en Madrid desde el pasado Diciembre. Es una visita obligada para curiosos y amantes de la astronáutica y una ocasión excepcional para poder contemplar instrumentos, maquinaria y réplicas de la tecnología actual y la que llevó al hombre a la luna hace casi 43 años.
Pensaba ir a verla de todos modos, pero he tenido la suerte poder de ahorrarme los 16€ de la entrada entrada por ser uno de los ganadores del concurso promovido por amazings.es y la organización de la exposición, así que fui a verla el pasado domingo.
Yuri Gagarin afirmó en una ocasión que su decisión hacia la astronáutica se la debía al excepcional Julio Verne. Y no es para menos. Él es uno de los personajes destacados en la primera sala que nos encontramos en la exposición, la de los soñadores, tras pasar una réplica de la pasarela de acceso a la parte superior del Saturno V y que daba acceso a la nave Apollo.
No voy a detallar aquí el contenido de la exposición, que podéis encontrar en el propio dossier de prensa y en abundante información en la red, sino más bien mi impresión subjetiva y crítica de la misma.
Lo más fascinante de la exposición es poder contemplar in situ y a tamaño real muchas de las cosas que me han fascinado y de las que he visto fotos cientos de veces. Constatas que, hasta que no lo ves con tus propios ojos, no te haces una idea del aspecto y tamaños reales de ciertos artefactos. Por ejemplo, el interior del módulo de ascenso del L.M (Módulo Lunar), tan pequeño, tan frágil... con un aspecto más parecido a un batiscafo que a una nave espacial. Una cosa es que sepas que pilotaban de pie y otra cosa es que lo compruebes con tus propios ojos. Llama la atención especialmente el minúsculo tamaño de ciertas cápsulas espaciales, especialmente la Mercury, que cabría en una furgoneta: meterse ahí dentro sobre un misil Redstone modificado era realmente como estar dentro de la cabeza de un misil balístico. A medida que recorría la exposición reflexionaba sobre el tremendo esfuerzo tecnológico que se realizó en tan pocos años, partiendo totalmente de cero.
Cuando entras en la exposición, te ofrecen unas audioguías (iPod touch) que te presentan varias audiciones/videos por cada sala con información acerca de la misma en una cantidad claramente insuficiente y desproporcionada a las necesidades de información que requieren los objetos expuestos. Y aquí entramos en la parte más inacabada y decepcionante de la exposición: la información. Los objetos expuestos tienen unas etiquetas numéricas que puedes consultar en unos pequeños paneles (sobre los que nos agolpamos los visitantes), cuya brevísima y exigua descripción apenas te satisface y que, por si fuera poco, van apareciendo lentamente en presentación continua (no caben todos en las pantallas) en una desordenada mezcla entre inglés y español. Ya que ofrecen los iPods, la organización podría (por el mismo coste) haber añadido mucha más información multimedia de cada sala e incluso de cada artefacto, evitando así los corros que se forman sobre las pantallitas esperando que aparezca la descripción (que no información) del número que estamos buscando. En definitiva, el problema es que, salvo que sepas lo que estas viendo, me temo que la mayoría de la gente no puede "conocer" lo que está viendo, porque nadie se lo explica.
Por otro lado, los iPod touch cuentan con una excelente pantalla de 3,5 pulgadas que ni siquiera se ha aprovechado para hacer más accesible la exposición a personas con discapacidad auditiva añadiendo subtítulos a los audios y vídeos que ofrece. Vamos, aquí parece que tras todo el esfuerzo, parece que la parte más importante, la de la información, la hubieran dejado a medias. No hacen falta más carteles, ni más grandes. Hubiera bastado con cargar suficiente material en los iPod's. Por otro lado, si en información están suspensos, tienen un cero absoluto en accesibilidad, y no por falta de medios, sino más bien por pura desidia, cosa que me parece totalmente imperdonable, tratándose de una exposición de este calibre.
De hecho, la ausencia de información incluso en temas básicos es tan patente que la organización está constantemente respondiendo en twitter a la pregunta "¿Hasta cuándo está la exposición?", ya que esa información no está disponible ni siquiera en la web oficial. Por cierto: es hasta el 15 de Junio.
Para compensar esta falta de información, recomendaría leer algo sobre la carrera espacial y las misiones de la NASA, ver documentales al respecto, o ver la mini-serie "De la tierra a la luna" antes de ver la exposición, si tenéis ocasión, para poder disfrutar la exposición al completo conociendo lo que se está viendo.
Finalmente, me hubiera gustado llevarme algún recuerdo como alguna serie de maquetas de lanzaderas (titan, atlas, saturno, sts, etc...) oficial. De nuevo, absolutamente decepcionante: apenas algunos carísimos y atroces juguetes de goma, torcidos, que ni siquiera estaban a escala. No había forma de llevarse la famosa serie de lanzaderas o alguna maqueta más o menos decente de un Saturno V o de una lanzadera salvo pequeños pisapapeles metálicos monocolor con poco detalle.
Una excelente exposición mal rematada y poco cuidada en los detalles. En todo caso, una exposición totalmente recomendable por única y excepcional.
Referencias y más información: